viernes, 10 de junio de 2011

Flamboyán




La única lluvia que veo
con venturoso afán
es la que de rojo, ojeo 
debajo de un flamboyán. 

Zoroastro, guardafuego
de rojiza contrasalva, 
digno portador de fuego
dibuja el alba de malva.

Hoy, la brisa acompasada
llueve pétalos en llamas,
ríos que granan miradas.

Sobre la calle empedrada
los ojos llenos de flamas
quieren ver rúas mojadas. 




1. m. Cuba, Guat. y Méx. Árbol de la familia de las Leguminosas, oriundo de la India, que en el verano echa flores de color rojo anaranjado en ramillete.


Delonix regia, también conocido como Flamboyant o flamboyánárbol de fuego,MalincheChivatoAcacia roja y Ponciana real



jueves, 21 de abril de 2011

Graznido


Pato Pijiji Aliblanco (Dendrocygna autumnalis)

Desperté tranquila pero movida por mis sueños. En ellos se mezclaban presente, pasado, muerte, vida, familia, amigos con colaboradores del trabajo. Los ojeé una vez más platicándolos con V. Después me levanté y saqué a pasear al perro. Como casi cualquier mañana mi perro estaba más que dispuesto por salir a la calle. Estábamos a tan sólo unos cuantos pasos de la casa cuando vi volar hacia nosotros un pato.

Tardé un poco en reconocerlo. Se trataba de un pato pijiji aliblanco que de pronto cambió de rumbo y descendió sobre el techo de una de las casas vecinas. Pude reconocerlo por su peculiar graznido. Su sonido pareciera ser la de un ave que ríe y canta mientras vuela. Como si la risa o el canto hicieran jugaran con la brisa bajo sus alas cuando lo que realmente busca es poder comunicarse con los demás miembros de la parvada.

Recordé cuando de pequeña un pato pijiji cayó en el patio y quise conservarlo para lo cual pedí al jardinero le cortara las alas. Lo quería porque me gustaba su graznido, me parecía tan peculiar como chistoso. Es increíble lo que un jardinero es capaz de hacer por conservar su empleo y salario. Es increíble lo que una niña no ve cegada por el afán de poseer. El jardinero accedió y corto tan sólo las plumas de las alas. Así, para mi sorpresa, el pato vivió conmigo la temporada que tardaron en crecerle nuevamente las alas. La misma temporada que durante esa noche retrataron mis sueños.

Días antes, una calandria amarilla había volado sobre nuestras cabezas. Lo que me había hecho pensar en qué afortunado sería poder retratar a las aves cuando éstas vuelan a nuestro encuentro. A diferencia del día de la calandria esta vez sí traía conmigo el celular por lo que al menos podía tomar la foto del pato en el tejado. Cuál fue mi sorpresa al voltear hacia él que no sólo uno sino seis de ellos posaban para la foto.

Desde un principio la imagen me pareció un tanto irreal. Seis patos situados sobre los techos de las casa vecinas, mirándome al unísono como quien posa para una foto. Miré varias veces la manera en que se encontraban distribuidos. La imagen parecía de otro mundo, del mundo de los sueños. Tanto, que tuve que contener el afán de tallarme los ojos para tratar de enfocar aquella imagen. Era como si por un momento los seis patos hubieran escapado del mundo de los sueños y se hubieran colado en el mundo real para generar nexos que no deben ser retratados.

Guiada por lo insólito de la imagen, me apresuré por compartirla cuanto antes con mis amigos. Interrumpí la operación para revisar si la palabra "graznido" llevaba 'z'. Mi mala ortografía a veces me recuerda lo bestia que puedo ser cuando decido cortarle las alas a un ave con el triste afán de hacerla mía. En eso estaba, cuando el teléfono se congeló para no encender nunca más. No sólo perdería la imagen de los patos pijiji sino todos los datos del celular.

Busqué en google una imagen que se le pareciera pero todo esfuerzo fue en vano. El universo  había confabulado una vez más para que no existiera prueba de la contigüidad entre la realidad y los sueños. Como si los monstruos o bellezas que pudieran producir no debieran coexistir en un mismo espacio. Bien dice Italo Calvino, en su libro "Colección de arena", que el origen del termino 'Canard', es decir 'pato' en francés, se utilizaba para designar a una historia inverosímil y probablemente falsa. Por eso los vendedores de dichas imágenes o 'canards' se anunciaban con una corneta, sonido que semejaba el graznido de un pato. Tal vez los patos pijiji esta vez anunciaron con su grito que no habría de conservarlos más que a través de la memoria y de los sueños.

Graznido: (De graznar)
1.m. Grito de algunas aves, como el cuervo, el grajo, el ganso, etc.
2.m. Canto desigual y como gritando, que disuena al oido y en cierto modo imita la voz del ganso.